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Principios éticos – Enfermería

Principios éticos - Enfermería

Principios éticos – Enfermería

La ética de las profesiones, inspirándose en la bioética, ha venido sustentándose en unos principios fundamentales: beneficencia, autonomía, justicia y no maleficencia. Cada uno de ellos se hace inteligible y legítimo cuando se entiende como parte de una vida plenamente humana, de la que estos principios son parte constitutiva.

Por ello un principio aislado no se entiende, sin que estén presentes todos los demás: la beneficencia sin autonomía no se puede dar; la autonomía y la justicia sin tener en cuenta los bienes quedan vacías. Nada es ético sino en la medida en que contribuye y es compatible con una vida humana vivida con la mayor plenitud posible. Incluso la dignidad, la justicia y la generosidad encuentran aquí su horizonte último y su razón de ser.

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Principios éticos – Enfermería

Nada es ético, si solo lo es bajo un aspecto y no tiene en cuenta el conjunto de la persona afectada que reclama atención integral. La humanidad, el vivir la condición humana ajena y propia, es uno de los rasgos constitutivos de la ética en todas las culturas. La vulnerabilidad, en cualquiera de sus manifestaciones, nos acerca a nuestra condición humana y nos está recordando que se puede hacer presente en nuestra vida en cualquier momento bajo la apariencia de enfermedad, infortunios, pérdidas, etc.

Los principios éticos son constitutivos de la vida humana.

Principio de Beneficencia

La palabra beneficencia se podría traducir como hacer el bien, actuar beneficiosamente. El principio de beneficencia busca obtener bienes para las personas para las que se actúa y es inherente a una actividad humanitaria de las características de las que estamos hablando a favor de las personas más vulnerables. Este principio puede ser considerado como la expresión de la finalidad que se busca: tratar de aliviar al mayor enfermo con toda solicitud y esmero.

Es el principio que expresa la intención fundamental de todo acompañamiento en los cuidados. A cada profesión le es asignada la búsqueda de ciertos bienes y para ello cuenta con ciertos medios para conseguirlos. Estos medios son los conocimientos e instrumentos técnicos disponibles para que los profesionales puedan alcanzar el telos (el fin que se proponen) en su práctica específica, esto alcanza de igual modo a las familias con mayores enfermos a su cargo.

Para que una actuación beneficie y no perjudique, ha de ser útil para las personas a quienes se dirige; pero a la vez ha de ser un servicio que contribuya a incrementar el bienestar general de la sociedad. La buena práctica contagia y ha de ejercer una pedagogía de bien.

En el principio de no maleficencia la máxima es, ante todo, no hacer daño, tratar al otro con humanidad, con solicitud, no caer en la rutina y el tedio en una labor tan delicada como es el cuidado. Es abstenerse intencionadamente de realizar acciones que puedan causar daño o perjudicar a otros. Es un imperativo ético válido para todos, no solo en el ámbito biomédico sino en todos los sectores de la vida de las personas.

Principio de Autonomía

El principio de autonomía articula los derechos de las personas para tomar decisiones. No se trabaja con sujetos pacientes limitados a aceptar las decisiones que otros adoptan, sino con sujetos agentes con derecho a ser informados y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta, a la hora de decidir cuestiones que les van a afectar particularmente.

Una de las cosas que más lastima a los mayores es no ser tenidos en cuenta en asuntos que tienen que ver con su vida, con sus intereses cuando hay competencia para ello. Cuando este principio es respetado, se establece una sana relación entre el cuidador y el mayor, se seleccionan las estrategias conjuntamente y los interesados se implican en tomar el mejor camino.

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Principios éticos – Enfermería

Hay personas mayores sumisas, acostumbradas a obedecer y a delegar, propensas a dejar la última palabra a los demás. Buscar la autonomía requiere trabajarla con los interesados y dotarlos de la suficiente capacidad de decisión sobre sí mismos y sobre sus propios intereses. Si no se conserva la autonomía y el autogobierno por la enfermedad, la familia será la que tome las decisiones autónomamente, con la información facilitada por los profesionales.

La colaboración del mayor será posible siempre que este sea capaz y sus decisiones no supongan un daño personal a terceros o al conjunto de la comunidad de convivencia.

Límites de la autodeterminación

Hay unos límites en la toma de decisiones del interesado: cuando entra en conflicto con el principio de beneficencia respecto de otras personas y del conjunto de la sociedad. Nos referimos aquí a las limitaciones derivadas de un estado de enajenación o de situaciones de personas mayores incapacitadas judicialmente.

Para que se pueda tomar una decisión autónoma se tienen que dar ciertas condiciones imprescindibles: querer, saber y poder.

  1. La persona debe querer hacer algo, conseguir alguna cosa, tener una motivación para mejorar sus condiciones de vida, para mejorar su situación de enfermo.
  2. La persona ha de contar con la información precisa para llevar a cabo su propósito, saber acerca de varias alternativas para poder seleccionar la más pertinente y prever las consecuencias de no tomar esa decisión (dar información sobre los recursos existentes para su estado de salud).
  3. Para tener capacidad no basta con querer y saber sino también se necesita poder. Para ello son necesarias determinadas habilidades y en esto los que rodean al mayor, pueden prestar una ayuda decisiva. Es preciso trabajar la autoestima, la motivación, el empoderamiento y hacer un acompañamiento de calidad para que sea posible llevar a cabo la decisión que la persona ha tomado.

Se establecen límites a la autodeterminación derivados de situaciones de incapacidad.

Confidencialidad

La confidencialidad es uno de los criterios fundamentales de la práctica profesional y del acompañamiento familiar a mayores en necesidad. Toda persona tiene derecho a que sea respetada la información referente a su propia vida.

El mayor confía en que esto se custodie y se preserve de cualquier intromisión. Sin embargo existen situaciones en las que pasar esta información a los equipos profesionales no vulnera la confidencialidad y beneficia el trabajo en equipo y la toma de decisiones consensuadas, con o sin consentimiento del mayor según circunstancias, por ejemplo:

  • Para beneficiarlo de algún modo, o para protegerlo de algún mal que pudiera ocasionarse a sí mismo.
  • Para proteger a terceros de algún perjuicio que pudiera ser ocasionado por el mayor.
  • Para poner en común la situación del mayor con los colegas u otros profesionales en los equipos de trabajo.
  • Por orden de alguna autoridad administrativa o judicial.

Consentimiento informado

Los profesionales deben obtener autorización del interesado y/o familiares para iniciar cualquier tipo de intervención tras haber explicado convenientemente en qué consiste dicha intervención. Este criterio ha tenido y tiene gran relevancia en la ética profesional. Tiene su origen en las ciencias de la salud (el paciente, o en su defecto su representante legal, deberán consentir la aplicación de pruebas médicas, rehabilitadoras y de tratamientos, mediante la firma de un protocolo).

El consentimiento informado tiene gran relevancia en la ética profesional.

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Ejemplo de Consentimiento informado – Principios éticos – Enfermería

En la actualidad se ha ido ampliando a otros campos y ha cobrado gran importancia, hasta el punto de convertirse en uno de los criterios clave al inicio del proceso de intervención profesional. Todos los códigos deontológicos le conceden gran valor. Algunos establecen una serie de excepciones que limitan la norma general del consentimiento informado tales como:

  • La falta de responsabilidad del mayor, los posibles daños a terceros, perjuicios al propio mayor, a los profesionales o a otras personas del entorno familiar y/o comunitario, o cualquier otra circunstancia juzgada como excepcional.
  • La incapacidad del mayor, por dificultades de comprensión o por falta de autogobierno y/o autonomía.

En el consentimiento informado hay que utilizar un lenguaje claro, omitiendo tecnicismos, para que el mayor y/o la familia entiendan la información que se les da. Para ello hay que tener en cuenta siempre su nivel cultural. Solo así se puede dar un consentimiento verdaderamente informado.

El consentimiento ha de ser comprensible, requiere información suficiente, voluntariedad y competencia.

El interesado y/o sus allegados pueden retirar el consentimiento cuando lo crean oportuno, ya que éste no tiene carácter irrevocable. Para que se pueda dar plenamente tiene que haber: consentimiento, voluntariedad y competencia.

  1. Consentimiento: una persona podrá consentir si está suficientemente informada, si conoce el curso normal de la intervención profesional, las posibles alternativas u opciones, los posibles resultados de la intervención y lo que ocurriría si no da su consentimiento.
  2. Voluntariedad: hay que otorgar el consentimiento libremente y sin coacción, salvo en los casos de personas con sus capacidades mentales disminuidas, en cuyo caso lo otorgará la familia o las personas autorizadas para ello.
  3. Competencia: no hay competencia para otorgar un consentimiento en el caso de personas con demencias u otras patologías invalidantes. En estos casos actuará el tutor o representante legal. Se incluye el caso de actuación en emergencias y/o en estados de enajenación.

Principio de Justicia

Mediante este principio, la sociedad ha de distribuir de modo equitativo y racional los recursos sociales existentes sin discriminación por edad, estado de salud o grado de cognición. Se trata del reparto justo de los bienes según normas y criterios.

En el principio de justicia intervienen los responsables públicos, representantes del conjunto de la sociedad.

Estos criterios de distribución han de respetarse, con independencia de circunstancias que lleven a la discriminación de las personas mayores. En la relación profesional no solo está el mayor dependiente precisando prestaciones sociales y el profesional demandando medios para ofrecer sus servicios, sino también los responsables públicos que representan al de la sociedad.

Estos responsables deben procurar establecer un equilibrio entre las necesidades, las exigencias y las expectativas de unos y de otros. Pero en el horizonte de todo ello, debe situarse el bien y la respuesta justa ante las necesidades que presenta un sector poblacional especialmente necesitado de coberturas sanitarias y sociales excepcionales.

Existe una perspectiva de carácter general en la que se articulan las necesidades de las personas con los recursos disponibles conforme a criterios de justicia. Esto se concreta en un conjunto de leyes, normas, reglamentos que tienen que ser completados con otra perspectiva particular en la que la individualización y valoración de situaciones de carácter singular estén presentes.

La finalidad del bien exige que la asignación de recursos se haga de forma equitativa entre todas las personas a quienes corresponda, sin dejar de tener la mirada puesta en la sociedad en su conjunto. La implicación de los interesados y/o familiares en la consecución de sus derechos, es siempre aconsejable, fomentando que se organicen y participen en el mundo asociativo, para tener un cauce de expresión colectiva y apoyo mutuo de las personas que están en situaciones semejantes (son notables las acciones de las Asociaciones de Parkinson, Alzheimer, y otras). Se trata con todo ello de construir un espacio social:

  • En donde quepan todos.
  • En donde haya igualdad.
  • En donde haya una distribución justa de los recursos.
  • En donde haya un acceso generalizado a los bienes básicos.
  • En donde disminuyan las diferencias.

La ética se resume en tres virtudes: coraje para vivir, generosidad para convivir, y prudencia para sobrevivir. (Fernando Savater)

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Información del Autor
  1. Plazas Lorena, Enfermera. Trabajo propio.
Fuentes consultadas
  1. Paniagua Fernández, R; 2015; La ética del cuidado y mayores: Los cuidados de las personas mayores desde un horizonte ético y en la búsqueda de la calidad de vida; Fundación Europea para el Estudio y Reflexión Ética; Madrid;  España.

Última actualización: 18/02/2024

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1 comentario en «Principios éticos – Enfermería»

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